04 diciembre 2006

Primeros atisbos polifónicos


Una especie de polifonía primitiva (el isón) ya se usaba en la Iglesia oriental de Bizancio. Consistía en acompañar el canto de una voz o al unísono con un pedal en la nota principal o final. El pedal consistía en una nota sostenida durante un largo tiempo en el registro grave. Aún así, la Iglesia de Occidente siguió siendo monódica (sin juego de voces) hasta un avanzado siglo IX, cuando Escoto Erígena y Huebaldo definieron el organum o diafonía como una práctica común. Se dijo que ya en épocas de Carlomagno y su Schola Cantorum del siglo VIII se llevaba a cabo esta práctica musical. Mientras, en los confines del Imperio se desarrollaron otras formas de polifonía, como el gymel inglés del siglo XII (canto en terceras paralelas) y el fauxbourdon francés, un canto a tres voces que progresa por acordes mayores o menores paralelos (quintas y terceras paralelas a la vez). Sin embargo, Roma no aceptaba estos cambios y consideraba un intervalo imperfecto para el organum a las terceras.
Organum
Constaba de dos voces: la vox principalis, que llevaba la melodía, y la vox organalis. En lugar del pedal, el organum era un acompañamiento a una distancia determinada de la voz principal, por lo general en quintas justas paralelas, y más tarde de cuartas y octavas justas. Así se podían disponer varias voces que progresaban en bloque, conservando la misma distancia entre ellas siempre.
Diafonía
La diafonía quebró la estructura monolítica del organum con disonancias conformadas por algunos movimientos de las voces. Por caso, una voz avanzaba la vez que la otra hacía un pedal, hasta que coincidían en un intervalo de quinta a partir del cual continuaban paralelamente como en el organum, para terminar otra vez con un pedal y una voz que van acercándose con disonancias hacia la última nota.
Discanto
El discanto fue otro género de la primera polifonía, origen del contrapunto, y del que se sabe a partir del siglo XII. Consiste en una voz que progresaba libremente y que luego se extendió en melismas improvisados o escritos. Esa voz se sumaba al cantus firmus, o melodía fija muy lenta. Después se agregó una tercera voz, el contratenor, determinando pronto dos voces: una que cantaba por debajo del tenor (la voz del cantus firmus), llamado bajo y otra por encima, el alto. El discanto ocupaba el lugar superior (supremus), que hoy se denomina soprano. Para lograr esta concordancia y simultaneidad se elaboró una técnica eficaz para las duraciones: el ars mensurabilis. Generalmente, eran monjes anónimos los que componían las obras, aunque se conoció a Leoninus y Perotinus, de la Escuela de París en Notre Dame del siglo XII.

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